viernes, febrero 27

Flashback

Este fragmento también es parte de mi trabajo de clase para Creative Writing. Os lo traduzco al español. Espero que os guste =)

La cálida brisa estival mecía las briznas de hierba, que comenzaban a amarillear. A lo lejos, unas nubes grises que anunciaban tormenta cruzaban el cielo en dirección a las montañas que cercaban el valle. El aire olía a lluvia. Las copas de los árboles se balanceaban sobre el lecho del río, cerca del cortijo. De vez en cuando, el viento otoñal arrancaba una hoja de sus ramas. El verano estaba llegando a su fin.

Mientras que en el interior de la casa todavía podía escuchar a mi madre, discutiendo acaloradamente con mi abuela, y el pitido de la tetera en la habitación contigua, los sonidos del exterior eran mucho más agradables. Cada uno tenía su propio ritmo, como siguiendo una especie de patrón: el zumbido musical de los grillos, las aguas saltarinas del río, los pájaros sobrevolando el cielo, gorjeando alegremente antes de marcharse a dormir, mi padre cortando leña cerca del porche, y el tintineo de un móvil que colgaba de la ventana encima de mí, en mi habitación...

Me encantaba aquel móvil. Estaba hecho de pequeñas piezas de madera, metal, y cristal pintado de diferentes colores. Era un regalo que Jack me había hecho por mi cumpleaños. A menudo rememoraba aquel día, soñando despierta. Allí estaba él, esperando junto a la puerta de mi dormitorio, sujetando un pequeño paquete en las manos y sonriéndome. Yo acababa de despertar de mi siesta y por un momento, pensé que todavía seguía soñando. "Buenos días, Eve."- me dijo, divertido. Enrojecí un poco. "Hola. ¿Qué es eso?" "Bueno... creo que te debo una excusa. Me olvidé de que tu cumpleaños fue hace dos días..." "No pasa nada"- dije yo, a pesar de que no era del todo cierto. Pero él negó la cabeza. "Por eso he hecho algo para ti." Miré fijamente el paquete. "¿En serio?" "Espero que te guste." Y me lo tendió. No presté atención al papel de regalo y me limité a romperlo rápidamente. El móvil estaba guardado en una pequeña caja de madera con grabados en forma de estrella. No dije nada. "Tengo que confesar que... la caja la compré."- dijo, un poco nervioso.- "No soy muy bueno haciendo cosas, pero..." "Eres tonto."- le interrumpí.- "Me encanta." "¿De verdad?" "¡Claro que sí! Es muy bonito. Gracias, muchas gracias, Jack." "Felices ocho años, Eve. Aunque la mayoría de las veces pareces mayor de lo que eres en realidad. ¡Casi como yo!" "¡Cállate! ¡Sólo eres tres años mayor que yo!" "Lo suficiente."- respondió.

Suspiré y contemplé el color rojizo que se había extendido sobre las nubes oscuras, cerca del horizonte. Probablemente no podría ver a Jack antes de marcharme. Debería esperar al próximo verano.

Extendí la mano para coger el cuaderno que mi madre me había dado al principio de las vacaciones. "Puedes escribir un diario de todo lo que se te ocurra." Y yo había seguido su consejo. Las últimas palabras escritas contaban cómo había perdido la diadema de lavandas... la razón de mi castigo. Me entretuve en pasar las páginas, páginas suaves y aún en blanco...

Alguien llamó a la puerta y entró. Se trataba de mi padre; tenía la frente perlada en sudor y las manos y camiseta manchadas de hollín.

- He escuchado que has hecho una buena.
- ¡Ha sido un accidente!
- Está bien, te creo. Ya sé que tu madre tiene tendencia a ver las cosas desde un punto de vista tal vez demasiado histérico.
- ¿Puedo salir ya de aquí o tengo que implorar piedad?
- No, creo que ya puedes.
- Gracias.
- Tus primos están aquí.- añadió, mirándome de forma significativa.- Han venido para cenar y a despedirse.
- ¿Liam y los demás?
- Claro, ¿quién si no?
- Y... ¿está Jack con ellos?
- Eso creo.

Sabía que mi padre se estaba conteniendo para no reír, pero no me importaba. Jack estaba allí y mi castigo había terminado.

miércoles, febrero 25

Un acto de Fe

Desde que estudié filosofía, y desde que reafirmé mi cuasi-ateísmo, siempre me ha rondado por la cabeza una pregunta.
En todas las antiguas civilizaciones ha habido diversos panteones de dioses. Los dioses egipcios, mayas, griegos, romanos, ect., etc.,... Cuando el mundo "maduró" dejó atrás todas aquellas deidades y las reemplazó por nuevas religiones monoteístas, como el cristianismo o el islamismo. Este giro se dio debido a que nosotros, los seres humanos, decidimos basarnos en la razón y la lógica y desechar aquellos dioses que no tenía ninguna base real de existencia salvo nuestras propias supersticiones e ignorancia.
Pero yo me pregunto... ¿en qué se diferencian aquellos dioses del Dios de nuestra época? Nadie nunca lo ha visto, no hay ninguna prueba de que realmente exista. Muchas personas podrían pensar "tampoco hay ninguna prueba que demuestre que no sea de verdad", pero eso mismo también podía aplicarse a las antiguas deidades. De todas formas... no sé, yo soy de la opinión de que si existe un Dios, o varios, o cualquier tipo de ente superior-creador, no se debe de preocupar mucho por nosotros. O eso, o disfruta macabramente viéndonos cagarla, sufrir y destruir.
Mirad cómo está el mundo hoy en día, y también el hecho de que cada día vamos a peor en vez de mejorar. Yo no veo milagros ni mano divina en ningún sitio, qué queréis que os diga. Y si es una prueba de fe, como dicen algunos, no tiene sentido que se haya prolongado tanto. Cuando no haya posibilidad de marcha atrás poco importará que hayamos creído o no, o que nos hayamos portado bien o no.
La Salvación después de la muerte me parece una oferta de atrapa bobos. Nadie puede asegurarnos un paraíso, así que ¿por qué no cuidar más del mundo que tenemos ahora en vez de soñar con el Edén y la vida inmortal?

¿Y si no hay nada después?

lunes, febrero 23

Inkheart

Me acabo de dar cuenta de que llevo leyéndome este libro un tiempo y no había subido la reseña al blog. Desde luego, no tengo la cabeza donde la debería tener.
El título del libro es Inkheart (no sé cómo estará traducido a español teniendo en cuenta la manía que tienen los traductores españoles de cambiar los títulos, pero más o menos viene a ser "Corazón de tinta") y ha sido escrito por Cornelia Funke, de origen alemán. Os dejo la sinopsis traducida:

"A Meggie le encantan las historias, pero su padre, Mo, no le lee en voz alta desde que su madre desapareció misteriosamente.

Cuando un extraño llama a su puerta, Mo se ve obligado a revelar un secreto extraordinario - cuando lee en voz alta, las palabras cobran vida y peligrosos personajes salen de las páginas.

De repente, Meggie se ve involucrada en la clase de historias sobre las que sólo ha leído en libros, pero esta cambiará su vida para siempre.

Leer nunca ha sido tan emocionante... o tan peligroso."

Sobre este libro han sacado (aquí al menos, en el Reino Unido) la película. Lo cierto es que, justamente ahora que estoy escribiendo la entrada, me acabo de dar cuenta de que ya se ha estrenado. Lo sospechaba, pero no lo había confirmado. Me hubiera gustado ir a verla al cine, pero tendré que alquilarla en algún sitio.
Respecto al libro, me gusta. No diré que me encanta porque la verdad es que me ha costado acabarlo (aún no lo he acabado, pero me queda casi nada de nada) porque el argumento tiene altivajos y a veces pierde interés. Sin embargo me gusta mucho el estilo de narración de la historia, a un mismo tiempo simple pero preciso y hermoso.
Creo que van a sacar (o han sacado, no lo sé, no me da tiempo de buscar información ahora porque en breve tengo que irme a clase) una segunda parte llamada Inkspell o algo por el estilo, y supongo que si lo sacan, me lo acabaré leyendo también.

domingo, febrero 22

Dragonfly (Libélula)


Bueno... aquí os dejo traducido un fragmento que he escrito en inglés (también lo voy a subir en inglés) para una de mis nuevas asignaturas, Creative Writing. Debo dar las gracias a Rubén, que me ha revisado el relato. Se lo pasé para que me diera su opinión sin antes releerlo o perfeccionarlo y él se tomó la molestia por mí. Algunas de las cosas que me comentaste las cambié como me dijiste, aunque no todas :P Ea, a ver si os gusta.

- Cariño, ¿se puede saber a dónde vas? ¿Y qué llevas ahí?

Me di la vuelta para mirar a mi madre, que estaba sentada en la mecedora de mi abuela, balanceándose tranquilamente, cerca de los escalones del porche. Metí la mano en el bolsillo y con un suspiro resignado, le enseñé el objeto que estaba intentando esconder.

- ¿Un tenedor, cielo?
- Sí, mamá, un tenedor.
- ¿Un tenedor para qué?
- Un tenedor porque en casa no tenemos espadas.
- ¿Una espada? ¡Cielos! ¿Y para qué quieres una espada, corazón?
- Soy una princesa, mamá, ¿es que no te das cuenta?- pregunté, señalando la diadema de flores lavandas que había puesto sobre mi pelo.
- Sí, ya veo que eres una princesa. Pero las princesas no utilizan espadas, cariño. Eso lo hacen los príncipes.
- Pero yo no soy una princesa normal y corriente, mamá. Mi padre, el Gran Rey, no tiene más hijos. Por tanto es mi responsabilidad cuidar del reino, y desde que era muy muy pequeña he recibido entrenamiento de batalla. Ese es el motivo por el que la gente me llama la Princesa Guerrera. Incluso voy de caza y participo en torneos para hombres.

Mi madre me miró, sorprendida. Yo continué con mi explicación.

- Pero no te preocupes, mamá, entiendo perfectamente porqué no podemos tener espadas en casa. Son objetos muy peligrosos si uno no sabe cómo manejarlos.
- Gracias por ser tan tolerante, cielo. De acuerdo, puedes irte... pero ten cuidado con ese tenedor, por favor. No quiero que te hagas daño.
- Mamá, si he sido capaz de pelear con una espada dudo mucho que vaya a hacerme daño con un tenedor.
- Sólo por si acaso. ¡Y vuelve para la hora de cenar!

Corrí colina abajo, camino del cantarín río que había cerca de casa. Las aguas murmuraban silenciosamente, saltando de forma juguetona. Sabía que aquel río desembocaba en un lago unos pocos kilómetros más adelante. Mi abuela me llevó una vez: era un hermoso lago cuya calma superficie era un perfecto espejo para el cielo. Por eso lo llamé "El Espejo Estrellado".

Había descubierto no hace mucho una zona del río donde su curso era más bajo, y se había convertido en mi rincón de juegos. Podía permanecer de pie sobre las piedras sin mojarme los pies. Algunas salamandras, de color anaranjado, reptaban entre la alta hierba donde los grillos saltaban y cantaban su curiosas sonatas. Las mariposas sobrevolaban las flores, inclinadas sobre la tierra, y de vez en cuando un par de largas orejas asomaba desde el oscuro interior de una madriguera. Normalmente me quedaba acuclillada, en la orilla, recogiendo pequeños guijarros de vivos colores que creía parte de un legendario tesoro perdido.

Aquella tarde tenía una importante misión que llevar a cabo. Mi objetivo era vengar a mi padre, el Gran Rey. Su principal consejero lo había traicionado, encerrado en la prisión fantasma cerca del río y robado el trono del reino. Desgraciadamente, mi espada se parecía bastante a un tenedor, pero mi intención era la de invocar a los antiguos espíritus de la familia real para conseguir su ayuda.

Mientras estaba saltando de una piedra a otra, mi diadema de flores se cayó al río. La noté deslizarse por mi cabello... y me giré para verla siendo arrastrada por la corriente. La magia, el juego... ambos se desvanecieron en aquel instante. Ni siquiera fui capaz de intentar alcanzarla; era demasiado tarde. Mi abuela iba a matarme: la diadema le pertenecía. Me la había prestado con la única condición de no perderla y yo la acababa de perder.

Mi vestido dejó de ser la indestructible armadura que había sido hasta ahora, ocurriendo lo mismo con mi espada... que quedó reducida a un mero tenedor. Yo ya no era la Princesa Guerrera.

Dejé atrás la orilla del río y subí a la parte alta, desde donde lo contemplé, un poco preocupada. En ese momento vi una pequeña libélula, verde y azul, sobrevolando el agua que empezaba a oscurecerse, y las luces del cortijo encendidas a lo lejos.

De vuelta a casa no pude evitar olvidarme por completo del accidente; mi mente estaba demasiado ocupada preguntándose acerca del nombre de las libélulas*. ¿Tal vez en otro tiempo ya olvidado habían sido verdaderos dragones? ¿Quizá algún dios se había sentido celoso de su belleza y fuerza y los había maldecido y convertido en insectos? No tenía ninguna respuesta para ello, pero decidí que mi siguiente misión sería desvelar aquel misterio y liberar a las libélulas de su maligno hechizo.

*
Libélula en inglés se dice dragonfly. De ahí el juego de palabras entre libélula y los dragones.

sábado, febrero 21

Premio "Relajante"

¡Ohhh, muchas gracias Violeta! ¿Domir más y mejor? No sabes cuánto te lo agradezco. No es que duerma poco precisamente, pero siempre se agradece un ratito más =)

Éste es un premio con el que desear calma y tranquilidad, tal como indica su nombre. No he vuelto a tener pesadillas, pero muchas gracias por tu preocupación, Violeta.
Quiero pasárselo a:

- Bea. Para que te de ánimo y puedas seguir con tu blog al día.
- Maki. Para que no te agobies y puedas seguir día a día con esa nueva filosofía.
- Rubén. Para que estés tranquilo y descansado en la agitada y lejana Barcelona.

Meme de quotes


Bueeeno, Princess Beia me ha pasado este meme. Me ha dado trabajo, ¿eh? Porque no me sé ninguna película lo suficiente como para hacerlo, así que he tenido que ver una e ir apuntando frases. No es mi favorita, pero bueno, me gusta mucho y no me ha importado verla de nuevo (de ser así, te odiaría un poco, Bea).
Trata de responder a las siguientes preguntas utilizando frases de una película (tu preferida, en realidad, pero no es mi caso).

Empecemos:

1. ¿Cuál es tu animal favorito?
"¡¡Es... una... PIRAÑA!!"

2. ¿Estudias o trabajas?
"Tuve un problemilla de parásitos, pero ya está controlado."

3. ¿Tienes pareja?
"¡Pero él me salvó! Un salvaje volador vestido con un taparrabos..."

4. ¿Cómo eres respecto al amor?
"Y sin ningún respeto por la intimidad. Se puso a esta distancia, observándome... parecía confuso al principio, como si jamás hubiera visto a otro ser humano. Y sus ojos eran penetrantes, intensos... nunca había visto unos ojos iguales." "Ohh. ¿Os dejo a ti y a la pizarra a solas un momento?"

5. ¿Y al sexo?
"¡Aparta! No, no te acerques más, por favor no. ¿Pero qué estás haciendo? No, por favor no, tengo cosquillas. Quítate, quítate... ¡quita!"

6. ¿Qué esperas conseguir en la vida?
"Tienes que conseguir... un pelo." "¿Un qué?" "Pues eso, un pelo, ahá... de elefante, claro."

7. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
"¿Y tú? No conviertas esto en costumbre. Hay otras formas de llamar la atención."

8. ¿Qué opinas de las personas que te rodean?
"Últimamente pienso que Tarzán sea una subespecie de elefante." "¿Es que te has vuelto loco? ¿Cómo va a ser un elefante?" "Escucha, piénsalo un poco. Le gustan los cacahuetes, igual que a mí..."

9. ¿Cuál es tu peor defecto?
"So ingrato, pelón ingrato!"

10. ¿Y tu mayor virtud?
"Sí, gracias. Tienes un latido inigualable. ¡Hm, me encanta!"

11.¿Te gusta practicar algún deporte o tocar un instrumento musical?
"Sí... si pudieras seguir nuestro ritmo. Pero en fin... no puedes seguirlo."

12. ¿Qué te apetecía hacer ahora?
"Ir a Inglaterra hoy, volver mañana."

13. ¿Cuál es tu música favorita?
"¡Venga! ¡Vamos a darle marcha a esto!"

14. ¿Cómo actúas frente a una injusticia?
"¡Estoy harto de ti y de tu estreñimiento emocional!"

15. ¿Cuál es tu mayor miedo?
"¡Vale, todo es juego y diversión hasta que alguien pierde un ojo! ¡Dejadlo ya o alguien saldrá perjudicado! Y siempre soy yo..."

16. ¿Cómo te describen tus amigos?
"Se mueve como un simio pero parece un hombre. ¡Tal vez sea el eslabón perdido!"

17. Ahora, despídete.
"¡Cierra la trompa y sácame de aquí!"

Y nomino... pues a quién lo quiera hacer. Violeta, Maki, Tochi, Rubén...

miércoles, febrero 18

Ferngully

Esta imagen que encontré en deviantART me ha recordado a la película de Ferngully, por una escena muy parecida.

Ferngully: Las aventuras de Zak y Crysta es una película de dibujos animados. Me gustaba mucho de pequeña, y creo que fue una cosas que influenciaron mi creencia en las hadas.
El protagonista principal es Zak, un muchacho que trabaja marcando árboles, contratado por una empresa que se dedica a la tala de árboles para convertirlos en papel. Mientras está realizando su trabajo ve una luz azul entre las hojas y al seguirla descubre a Crysta, un hada que al intentar salvarlo de un grueso tronco que está a punto de caer sobre él, lo encoge por equivocación.
Reducido de tamaño y en compañía de Crysta, Zak descubre los secretos de aquel bosque que es el mundo de las hadas, donde los árboles son hogares, los animales amigos, y donde los humanos son tan sólo una antigua leyenda.
Mientras tanto, la taladora de árboles sigue devorando el bosque sin descanso. De esa forma liberan a Hexxus, el espíritu de la maldad y la destrucción, que planea vengarse de las hadas que lo habían confinado y atrapado tiempo atrás, destruyendo sus árboles y eliminando cualquier atisbo de vida.
Crysta y Zak tienen entonces que hacerle frente para impedir que eso ocurra.

Just beyond your dreams
lives a secret world.
Where every tree is a home.
Every sound is a song.
And humans exist
only in fairy tales.
Until now...

Aquí os dejo una secuencia de la película, aunque es en inglés porque no la he encontrado en español.

Escena aquí

lunes, febrero 16

San Pietro in Montorio

Por desgracia, cada vez se me van olvidando más cosas de lo que estudié en Historia del Arte.
Cosa que me da mucha rabia.

Una de las cosas que estudié y que más me gustaron fue el templete de San Pietro in Montorio, obra de Bramante, quien fue rival de Miguel Ángel y precisamente el que le partió la nariz.
No sé porqué me gusta tanto, ya que en sí es un templete bastante sencillo y no de mucho renombre. Pero siempre me ha llamado la atención, tal vez sea por su forma. Pequeño, circular, con columnas y cúpula. Ni siquiera recuerdo ya el vocabulario técnico para describirlo... Al menos, podéis verlo en la fotografía.
Ahí va un mini relato de acompañamiento.

Siempre se encontraba a sí misma buscando excusas para visitar el templete, y nunca era capaz de decir porqué lo hacía. Sí, sin duda era bonito, atractivo, llamaba la atención. Y fue diseñado por un famoso arquitecto italiano. Pero aquello no le parecía razón suficiente para cambiar su dirección original, o para dar un rodeo que tan sólo alargaba su camino, y menos aún para atravesar la pequeña plaza cuando no le venía de paso. Ni siquiera hacía eso con cosas que le parecían más hermosas y más importantes, como por ejemplo la Catedral.

También soñaba con él. Mientras dormía también acudía a aquel lugar, puntual como un reloj. Los sueños, sin embargo, nunca eran iguales. A veces era de día, otras veces era de noche; era verano, o era invierno y estaba lloviendo. A veces llegaba de casualidad, como si no esperara encontrarlo a pesar de que era plenamente consciente de su ubicación; otras sus pies la guiaban hasta allí de forma involuntaria o se perdía, e incluso llegaba hasta allí siguiendo a alguien o a una voz que la llamaba.

Alexandra llegó a preocuparse. Le incomodaba record
ar el templete en las situaciones más inesperadas y verse en la necesidad de acudir hasta él, y le asustaba un poco verlo todas las noches en sus sueños. Y sin embargo, se sentía incapaz de hablar de ello con nadie. A pesar de ser una tontería, no le apetecía decirle a su madre que estaba obsesionada con un edificio. Por un lado, la tomarían por loca o no le harían ningún caso, pero por otro le parecía algo de índole demasiado íntima como para compartirlo con alguien más.

Aquella mañana, de luz clara y diáfana, Alexandra se encontró frente a frente con las columnas que daban acceso al templete. Era temprano, las ocho en punto. Los vencejos y las golondrinas que anidaban en el edificio se desperezaban y levantaban el vuelo, inundando la plaza con su alegre algarabío. A ella le faltaba el aliento. Había llegado corriendo, atravesando las calles a toda carrera como alma que lleva al diablo, sin entender porqué. En el interior de la mochila de bandolera que le colgaba del hombro estaba su flauta, rota. Había madrugado y había salido a la calle con la intención de llevarla a reparar, pero inexplicablemente, había terminado allí. Se apartó los mechones de la frente, frunció los labios y el entrecejo, enfadada. Le desesperaba no tener más opción que obedecer aquellos absurdos impulsos. Le hubiera encantado darle la espalda al templete y marcharse sin más, pero era incapaz de hacerlo. Tan simple como eso. No podía, su cuerpo ignoraba deliberadamente sus pensamientos, obligándola a permanecer clavada en el suelo.

Suspiró cuando, casi involuntariamente, se movió para aproximarse más. A pesar de ir allí tan amenudo, muy pocas eran las veces que se aventuraba en el interior. Pero aquel día la necesidad era mucho más fuerte, y sabía que no conseguiría nada oponiéndose a ella.
Apenas prestó atención al pequeño altar dedicado a San Pedro, a los dibujos en diferentes mármoles que adornaban el suelo, o a la pequeña y modesta cúpula interior que le ofrecía techo, y se dirigió directamente a la parte superior. Desde la balconada pudo observar cómo la luz juguetona, que ganaba fuerza rápidamente, se colaba entre los edificios que cerraban la plaza para iluminar el templete. Se asomó, pero sin entrar, a la cúpula. El brillo del sol, blanco y temprano, la atravesaba por el centro de cristal, que estaba decorado cuatro pequeños frontones partidos sobre los que descansaban unos querubines.

Un aleteo la sobresaltó. Una paloma blanca se había posado en la barandilla de la balconada, y se ordenaba concienzudamente las plumas con el pico. Alexandra la miró con interés, pero cuando el animal percibió que estaba siendo observado, extendió las alas y se marchó volando. La muchacha regresó a la barandilla y miró hacia abajo. Fue entonces cuando lo vio.
Había un joven cerca de una de las columnas. Tenía el pelo oscuro y brillante, largo, rozando los hombros. Vestía una camisa abotonada del mismo azul del cielo, y unos pantalones de lino blanco. La paloma blanca se le había posado en el brazo.

Él levantó la mirada, y sus ojos se encontraron por unos segundos. Los ojos más azules, más hermosos y profundos que había visto jamás. Sonrió. ¿O fue ella que sonrió primero? Y después supo que aquél había sido el motivo por el que había estado visitando el templete una y otra vez. Sin perder tiempo, bajó corriendo, al mismo que gritaba "¡Espera!" Pero cuando llegó a las columnas, había desaparecido. No había ni rastro del muchacho, ni de la paloma. Tan sólo un par de plumas blancas en el suelo.

viernes, febrero 13

STOP

Esta imagen me ha recordado al sofocante calor del verano, al ver a la chica abanicándose, en manga y pantalones cortos. Y eso me ha llevado a pensar en el verano de este año.
¿Cómo será? Generalmente, mis veranos tienden a ser un tanto aburridos. Me quedo en casa siempre, y lo máximo, hablando de extras, es una semana de veraneo en el piso de la Herradura de mi tío, con mis padres. Este año pasado sin embargo me fui varias veces con mis amigos a la playa, y me divertí mucho.
Pero este año no sé qué va a pasar. Quiero trabajar, pero también tengo muchos planes en la cabeza que me gustaría llevar a cabo. A ver cómo salen las cosas...
También he recordado que este año me voy a perder la llegada de los vencejos a Granada. No sé, es algo que me encanta. El estar en clase, o salir por la mañana a la calle, y escuchar el sonido que hacen mientras surcan el cielo... Lo relaciono con la llegada de las vacaciones del colegio, o de cuando llegaba la época de ponerse a ensayar para la feria de fin de curso. Cuando el tiempo empieza a caldearse sin resultar agobiante, con los viajes al locutorio de al lado de mi casa para comprar pipas y algunas chuches... me trae muchos recuerdos.
Me hace feliz.

lunes, febrero 9

Linlithgow Palace

La fuente era asombrosa. Hermosa, y aún mismo tiempo, siniestra. Y aunque estaba restaurada, la piedra seguía enverdecida por el musgo. Era de forma octogonal y tenía tres diferentes estratos, ricamente decorados. En el primero, alternando una esquina sí una no, se erigían cuatro figuras de animales sentados sobre sus cuartos traseros. Desde los pilares donde éstos se asentaban nacían unos arcos que los unían con el estrato superior. Éste estaba más recargado que el anterior puesto que en cada esquina tenía una escultura humana, de pie, hombres en su mayoría que portaban nada o algún tipo de instrumento u objeto. Y en el último estrato, desde donde se elevaba un pequeño templete sostenido por cuatro pilares y coronado por una cruz, sobresalían ocho cabezas, mezcla de hombres y mujeres, animales y seres mitológicos, de cuyas bocas en un tiempo pasado había manado agua. Me quedé observándola atrapada, sin poder apartar los ojos de las esculturas. No eran especialmente fieles a la realidad, ni tampoco muy elaboradas, pero tenían algo... algo tétrico y hechizante al mismo tiempo. Me dio la sensación de que en cualquier momento una de ellas movería los ojos al seguir mi avance alrededor de la fuente, que enseñarían los dientes y me maldecirían. Parecían muy vivas.
Todo estaba en silencio. No éramos las únicas visitantes, pero en aquel momento nos habíamos quedado solas. Los muros que daban al interior del patio, con sus ventanas desnudas y vacías, parecían susurrar. La oscuridad que anidaba más allá del umbral de las puertas que quedaban abiertas ante nosotras nos aguardaba. De vez en cuando se escuchaba el batir de alas de un cuervo o una paloma que había quedado encerrada en aquel palacio que, a pesar de ser poco más que ruinas, seguía latiendo y conservando parte de su antigua majestuosidad.

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Pues lo dicho, que me encantó el Palacio de Linlithgow. Os dejo unas fotillos, aunque nada se compara a poder entrar y explorarlo por uno mismo.

sábado, febrero 7

Regreso a la red :p

¡Siento haberme retrasado tanto!

Por varios motivos, me ha resultado imposible actualizar hasta ahora, a pesar de que llegué a Stirling el día diecisiete de enero, sana y sin mayores dificultades. Para empezar... fui tan lista como para dejarme olvidados en mi casa la batería y el cable del portátil, así que tras un par de horas encendido el mismo día que llegué, murió de forma irremediable.
Acudí a los ordenadores de la Universidad para conectarme y hablar con mi gente, peeero no sabía que se podían poner acentos en los teclados británicos, y me negaba por completo a escribir una entrada sin acentos, así que lo fui aplazando.
Unos pocos días después de llegar me volví a ir, a Amsterdam y Berlín, durante una semana. Me lo pasé muy bien, vi muchísimas cosas y disfruté mucho del turismo. Sobre todo, me quedé enamorada de Berlín y se me quedaron muchas cosas en el tintero. Volver es una meta obligatoria en mi futuro, quiero terminar de descubrir esa curiosa y llamativa ciudad (donde el metro se puede decir que es "gratis" porque no pagamos ni una sola vez. Allí, al parecer, no existen los revisores). Fue una visita muy enriquecedora y educativa, no me arrepiento en absoluto de haber visitado el Campo de Concentración. No es algo agradable, de hecho salí de allí con mal cuerpo y mareada, pero es algo de lo que uno tiene que ser plenamente consciente.
Al llegar a Stirling la batería aún no había llegado porque a mi madre se le olvidó mandármela para que llegase a tiempo, así que tuve que volver a echar mano de los ordenadores de la Uni y de los de mis amigos. Un par de días después de mi llegada vino Bea a visitarme. Se ha quedado una semana, y ha sido una semana muy intensa, viendo muchas cosas. Si es que necesitas recibir visita para animarte a hacer turismo, ¡y menos mal que ella tomó la voz cantante a la hora de organizar las cosas! Mientras ha estado aquí no he tenido mucho tiempo para dedicarme al blog ni a muchas otras cosas, pero ahora que me he quedado sola de nuevo, es otro cantar.

De ahora en adelante retomaré el blog. La foto que os dejado al principio de la entrada es una que hice estos días que ha nevado, en el Campus. Ha estado todo precioso cubierto de blanco, y aunque la nieve fuera un poco molesta en algunas ocasiones, me sigue encantando.