viernes, febrero 27

Flashback

Este fragmento también es parte de mi trabajo de clase para Creative Writing. Os lo traduzco al español. Espero que os guste =)

La cálida brisa estival mecía las briznas de hierba, que comenzaban a amarillear. A lo lejos, unas nubes grises que anunciaban tormenta cruzaban el cielo en dirección a las montañas que cercaban el valle. El aire olía a lluvia. Las copas de los árboles se balanceaban sobre el lecho del río, cerca del cortijo. De vez en cuando, el viento otoñal arrancaba una hoja de sus ramas. El verano estaba llegando a su fin.

Mientras que en el interior de la casa todavía podía escuchar a mi madre, discutiendo acaloradamente con mi abuela, y el pitido de la tetera en la habitación contigua, los sonidos del exterior eran mucho más agradables. Cada uno tenía su propio ritmo, como siguiendo una especie de patrón: el zumbido musical de los grillos, las aguas saltarinas del río, los pájaros sobrevolando el cielo, gorjeando alegremente antes de marcharse a dormir, mi padre cortando leña cerca del porche, y el tintineo de un móvil que colgaba de la ventana encima de mí, en mi habitación...

Me encantaba aquel móvil. Estaba hecho de pequeñas piezas de madera, metal, y cristal pintado de diferentes colores. Era un regalo que Jack me había hecho por mi cumpleaños. A menudo rememoraba aquel día, soñando despierta. Allí estaba él, esperando junto a la puerta de mi dormitorio, sujetando un pequeño paquete en las manos y sonriéndome. Yo acababa de despertar de mi siesta y por un momento, pensé que todavía seguía soñando. "Buenos días, Eve."- me dijo, divertido. Enrojecí un poco. "Hola. ¿Qué es eso?" "Bueno... creo que te debo una excusa. Me olvidé de que tu cumpleaños fue hace dos días..." "No pasa nada"- dije yo, a pesar de que no era del todo cierto. Pero él negó la cabeza. "Por eso he hecho algo para ti." Miré fijamente el paquete. "¿En serio?" "Espero que te guste." Y me lo tendió. No presté atención al papel de regalo y me limité a romperlo rápidamente. El móvil estaba guardado en una pequeña caja de madera con grabados en forma de estrella. No dije nada. "Tengo que confesar que... la caja la compré."- dijo, un poco nervioso.- "No soy muy bueno haciendo cosas, pero..." "Eres tonto."- le interrumpí.- "Me encanta." "¿De verdad?" "¡Claro que sí! Es muy bonito. Gracias, muchas gracias, Jack." "Felices ocho años, Eve. Aunque la mayoría de las veces pareces mayor de lo que eres en realidad. ¡Casi como yo!" "¡Cállate! ¡Sólo eres tres años mayor que yo!" "Lo suficiente."- respondió.

Suspiré y contemplé el color rojizo que se había extendido sobre las nubes oscuras, cerca del horizonte. Probablemente no podría ver a Jack antes de marcharme. Debería esperar al próximo verano.

Extendí la mano para coger el cuaderno que mi madre me había dado al principio de las vacaciones. "Puedes escribir un diario de todo lo que se te ocurra." Y yo había seguido su consejo. Las últimas palabras escritas contaban cómo había perdido la diadema de lavandas... la razón de mi castigo. Me entretuve en pasar las páginas, páginas suaves y aún en blanco...

Alguien llamó a la puerta y entró. Se trataba de mi padre; tenía la frente perlada en sudor y las manos y camiseta manchadas de hollín.

- He escuchado que has hecho una buena.
- ¡Ha sido un accidente!
- Está bien, te creo. Ya sé que tu madre tiene tendencia a ver las cosas desde un punto de vista tal vez demasiado histérico.
- ¿Puedo salir ya de aquí o tengo que implorar piedad?
- No, creo que ya puedes.
- Gracias.
- Tus primos están aquí.- añadió, mirándome de forma significativa.- Han venido para cenar y a despedirse.
- ¿Liam y los demás?
- Claro, ¿quién si no?
- Y... ¿está Jack con ellos?
- Eso creo.

Sabía que mi padre se estaba conteniendo para no reír, pero no me importaba. Jack estaba allí y mi castigo había terminado.

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