lunes, junio 6

Habitante

Mi padre es el desconocimiento, y mi madre muta entre el amor, el aferramiento, el dolor y las múltiples variantes de todos ellos. Estoy completamente solo... o quizás no y resulta que soy incapaz de sentir a nadie en esta densa oscuridad que me rodea: no puedo ver más allá de mis propias manos y de la borrosa silueta de mis pies clavados en el suelo. No sé si soy viejo o eternamente joven, porque el tiempo se detuvo para mí en algún punto de mi existencia del que no tengo memoria, transformándose en una cadena que me mantiene preso sin permitirme el más leve movimiento. Mi mente está siempre nublada, convertida en un laberinto implacable, en una tormenta de sentimientos y emociones tan intensa que me ciega el juicio y ahoga la coherencia, haciendo naufragar a la conciencia.  No sé cuál es mi aspecto, ni cómo suena mi voz al gritar. Cada vez que abro la boca oigo los chillidos aterrorizados y los llantos desgarradores de miles de personas, entre los que me es imposible distinguir mi propio sufrimiento.

¿Todavía no sabes cómo me llamo...?


Mi nombre... es Miedo.

2 comentarios:

Anaid Sobel dijo...

El Miedo es una sensación que nos hace más humanos... no sentir miedo es no estar vivo.

Texto Sublime por no perder costumbre, jo, es que me encanta tu forma de expresarte en serio. Me fascinas
*_*

tu AMIGO en GRANADA dijo...

El miedo es único y múltiple. El miedo se muestra y se esconde. El miedo ahoga el propio sentimiento y amenaza con enmudecer también el pensamiento. El miedo campa a sus anchas en cuerpos débiles y mentes estrechas, en ignorancias comunes y añejas, en bocas y manos amordazadas por la cobardía de no saber, no querer, avanzar un paso en favor de la misma vida. El miedo existe onmipotente planeando por encima de nuestras cabezas, pero se mata y muere, solo hay que mirarlo fijamente a los ojos para que pierda color, para que desaparezca.