domingo, abril 3

That's what you get when you let your heart win

La luz del amanecer, tenue y descolorida aún, se abría paso a duras penas a través las cortinas, arrojando algo de gris en las sombras oscuras que se habían asentado a nuestro alrededor durante la noche. El silencio que reinaba en la habitación del hotel sólo era interrumpido por tu respiración, ya que yo contenía la mía. Tenía frío, un frío gélido que no tenía nada que ver con la temperatura térmica y sí mucho con mi corazón, que se había quedado abierto de par en par encima de las sábanas, tiritando al saberse absolutamente vulnerable por primera vez. Tu olor me ahogaba por completo, todavía sentía las huellas de tus manos quemándome en la piel y los gemidos, fruto de un placer hasta entonces nunca experimentado por mi cuerpo, seguían repitiéndose como un eco sin fin en mi cabeza.
No era capaz de entender cómo había llegado hasta allí, pero no importaba ya el por qué: lo único que deseaba en ese instante es poder retener aquel momento para siempre, y no moverme jamás de aquella cama... de tu lado. Hasta aquel momento no había sentido la necesidad de llorar con tanta fuerza. Me encogí sobre mí misma a tu espalda, superada por un amor desmesurado e irracional que a pesar de tener pocas horas de vida era el más auténtico que había sentido nunca. Escondí la cabeza bajo la manta y te di un beso al mismo tiempo que te abrazaba desde atrás. Y con la voz salada por las lágrimas, no pude más que decirte...
"No quiero que te vayas".

Y aún ahora, un año después de aquella mañana, sigo echándote de menos con la misma intensidad que acurrucada tras de ti al empezar a reunir fuerzas para poder despedirme de ti.

[Imagen por Homy]

2 comentarios:

InfusiónDeLotoNegro dijo...

Me ha llegado especialmente a la raíz del alma, la parte en la que dices que ese brote verde de amor de pocas horas de vida, era más intenso, mas autentico que toda la espesura romántica, amorosa, sentida a lo largo de una vida…

Por cierto, tu entrada anterior, INCREIBLE, seguramente lo que más me ha gustado de todo lo que he tenido el placer de leerte.

Mágico, especialmente agradable, quizás porque necesitaba leer algo así…Realmente lo necesitaba.

Un enorme abrazo y gracias por las energías, energía que me has dado sin darte cuenta con tu anterior entrada.

Anaid Sobel dijo...

Explícamelo.
Explícame qué tienes y cómo lo usas para cohesionar las palabras con esa fuerza y esa maravilla y ese... algo que tienes, que me fascina.

Me encantas!