martes, abril 26

IASADE -71-

La mujer la miraba fríamente de arriba abajo, con los finos labios estirados en una línea tensa bajo la respingona nariz espolvoreada de blanco, al igual que el resto de su rostro, mientras aferraba con fuerza un abanico de aspecto delicado con la mano izquierda. La suave luz rojiza de la lámpara proyectaba sobre su pálida cara sombras acusadas que bailaban ligeramente encima de su pie, dándole un aspecto sombrío y severo a la mujer dueña del prostíbulo que la observaba con evidente desconfianza. En un primer momento, Cassia había considerado la opción de no buscarse un alojamiento y de dormir en cualquier callejón solitario... pero acabó descartando la idea casi al instante; tenía pensado pasar una larga temporada en Anakage y no estaba dispuesta a privarse de lujos. Rechazó también la posibilidad de alquilar una casa, una habitación, o quedarse en un hotel debido a los riesgos que eso suponía: llamaría demasiado la atención y levantaría sospechas. Una chica sola, extranjera, yendo por su cuenta en una ciudad como aquella... Los yakuza oirían de ella enseguida y pondrían a gente tras sus pies para averiguar información, lo cual le traería muchos problemas innecesarios. No... lo que más le convenía era ser invisible a los ojos de aquellos que controlaban la ciudad.

Anakage era famosa, entre otras cosas de dudosa reputación, por sus putas. Y las casas donde éstas ejercían eran verdaderas mansiones, dotadas de restaurantes, salones de baile y jardines. La Pluma Púrpura era el prostíbulo más lujoso de la ciudad, y estaba situado junto a un casino de gran renombre. A través de sus ventanas se escuchaban risas y música mezclados con gemidos y gritos desatados, las luces de todas sus habitaciones palpitaban detrás de los cristales, y en las copas de los comensales nunca faltaba la bebida. Chai Koi era la prima hermana del jefe de la primera familia y quien gobernaba en la Pluma Púrpura, un orgullo al que se dedicaba completamente. Ella contrataba personalmente a cada una de las prostitutas, y era extremadamente selectiva al hacerlo: sólo las mujeres más bellas y exquisitas podían trabajar allí.
A Cassia le pareció el lugar perfecto donde quedarse.

- Quítate la ropa.- le ordenó secamente.

Sin ningún tipo de pudor, Cassia se desabrochó el abrigo y lo dejó caer al suelo, dejando al descubierto su cuerpo al mismo tiempo que Chai comenzaba a caminar a su alrededor, estudiándola con minuciosidad. La Nocturna se permitió una sonrisa al sentir una oleada de envidia procedente de la mujer.

- Vístete. ¿Cómo te llamas?
- Sandra.
- Desde ahora te harás llamar Naita. ¿Te busca la ley en algún país?
- No.
- Espero que no me hayas mentido, porque sino te meterás en serios problemas, y como no pareces estúpida... sabrás de lo que hablo. Estarás una semana en período de prueba. Atractivo no te falta... pero también cuenta la actitud. Obedecerás sin rechistar o te irás a la calle. ¿Comprendes?

Cassia terminó de abotonarse el abrigo sin prisa, y al levantar la mirada le sonrió a Chai de forma descarada. Antes de que la mujer pudiera darse cuenta, la Nocturna estaba a su espalda, clavándole en el cuello la punta de su propia daga, que siempre guardaba bajo obi del kimono. Cassia aspiró profundamente el miedo que de repente apestaba el aire, deleitándose con su intensidad.

- Ahora espero que me comprendas tú a mí. No acepto ningún período de prueba, me quedo y punto. Pero no te preocupes por el dinero, no me interesa cobrar más que las demás ni nada por el estilo. Lo que sí quiero es aceptar sólo a los clientes que a mí me parezcan adecuados y no pienso tolerar ninguna imposición de ninguna clase ni obedecer una sola orden. Si quieres algo de mí, me lo pedirás por favor, y si yo me niego ni se te ocurrirá volver a insistir sobre ello. Pensarás que estoy chiflada, que no tengo ni idea de dónde me estoy metiendo ni con quien, pero escúchame bien...- bajó la voz hasta convertirla en un susurro, arrojándole el aliento sobre el cuello y haciéndola estremecer.- Sé perfectamente quién eres y dónde me meto, y te voy a hacer el favor de darte la misma ventaja y contarte algo sobre mí. Soy una asesina, soy como un fantasma, y como cometas la estupidez de informar de mi presencia a las altas esferas, o como te atrevas a desafiarme... te juro que te mataré. A ti, y a toda tu familia. No podréis hacer nada para evitarlo, no conseguiréis encontrarme ni devolverme el golpe, y cuando me marche de aquí Anakage no será más que un maldito agujero en llamas lleno de cadáveres carbonizados. ¿Todo claro?

Cassia no necesitaba una respuesta por parte de Chai Koi, porque el terror que le habían inspirado sus palabras era prueba más que suficiente para saber que aquella mujer no diría ni una sola palabra a nadie ni pensaba contradecirla en absoluto. La Nocturna la soltó, pero se guardó el puñal en bajo el abrigo. Recuperó la sonrisa cuando la miró de nuevo a los ojos; unos ojos ahora completamente acobardados. El miedo era tal que Chai ni siquiera sentía rabia o ira ante la amenaza.

- ¿Cuál es mi habitación?

La mujer se arregló los desajustes del kimono antes de darle la espalda a regañadientes para llamar a la sirvienta que había tras la puerta.

- Mako, por favor, acompaña a Naita a su estancia. Trátala con el máximo respeto y educación, ¿me oyes?

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