miércoles, agosto 25

IASADE -40-

Amiss tenía libertad para escoger qué tipo de tarea quería llevar acabo en aquella ocasión; podía elegir entre Aspiraciones, Sueños, Ambiciones y Esperanzas. Las Esperanzas, catalogadas como las de mayor nivel, no entraban dentro de sus planes inmediatos, pero con respecto a los otros tres tampoco tenía nada claro.

Las Aspiraciones eran demasiado frágiles y efímeras, y aunque estaban consideradas elementos de baja dificultad, Amiss no estaba en absoluto de acuerdo. Ael le había explicado que cuánto más avanzada era la edad de un usuario, más fácil de cumplir era una Aspiración. Los infantes aspiran a cosas grandiosas e imposibles, cosas en la mayoría de las casos, descabelladas: ser astronauta, recibir por fiestas infinitos cargamentos de regalos, atiborrarse a chucherías en una tienda de dulces... Los adolescentes son algo más realistas, pero aún así sus Aspiraciones están muy lejos de ser fácilmente satisfechas: ser médico o periodista, actor de cine o cantante famoso, ser el ganador de la lotería, casarse a una edad temprana y tener una vida fabulosa... Los adultos son, por regla general, más prácticos. Aspiran a terminar de pagar la hipoteca de la casa, a ser ascendidos pronto o a que sus hijos acaben unos buenos estudios. Las personas mayores, sin embargo, ya tienen pocas cosas a las que aspirar y lo que desean es terminar sus días de forma apacible y tranquila, de verse rodeados de nietos y de no sufrir con demasiada fuerza los achaques de la edad.

Los Sueños eran demasiado fantasiosos. Un Sueño podía ser perfectamente factible o radicalmente imposible, y muchas veces era muy fácil de confundir para los propios usuarios con Ilusiones, Aspiraciones, Ambiciones, Deseos o Esperanzas. Pero para los Mediadores la diferencia estaba muy clara: los Sueños siempre nacían de la abstracción, de la reflexión y de la ensoñación. Eran tan breves que apenas si existían, pues si el usuario pensaba demasiado sobre él, éste acababa transformándose en una Ilusión, en una Aspiración, en una Ambición, en un Deseo o en una Esperanza. El cumplimiento de un Sueño requería grandes dotes de observación, habilidad y agilidad.

Y las Ambiciones, por otro lado, eran sólidas. Sólidas y bastante inamovibles, lo cual dificultaba bastante su labor, ya que normalmente involucraban un reto que generalmente dependía casi exclusivamente del usuario y no del Mediador. Eso limitaba mucho los movimientos del alma blanca, que tenía que ser muy paciente y constante.

Ninguna de las tres le parecía a Amiss al alcance de su mano. Dio una patada a la arena, levantando una nube de polvo haciendo un hoyo en el suelo de la playa, enfadada. Se aproximó a la orilla y dejó que el mar le cubriera los pies, sintiendo el roce líquido y helado del océano. Las altas palmeras se mecían suavemente con el aire y la superficie del agua transparente se rizaba en pequeñas y graciosas olas que desaparecían antes de llegar a la orilla. Suspiró y levantó la vista al cielo. El viento arrastraba hacia Belmopán un banco de nubes grises de aspecto tormentoso y se podía oler el aviso de lluvia en el ambiente.

Sopesó con ambas manos el peso del arma que le había dado Ael, estudiándola con atención. Era muy liviana y fácil de manejar, o al menos... eso le parecía en su forma etérea. La vaina tenía incrustaciones plateadas que resplandecían con intensidad, y la empuñadura de la espada tenía forjadas unas alas de ángel extendidas. Muy similares al colgante que Cassia le había regalado a Samy antes de matarla, en un insulto macabro y despectivo. La sacó cuidadosamente de la vaina y la admiró detenidamente. Era lisa y sin ningún elemento decorativo, pero irradiaba luz propia como si el metal hubiera sido martilleado con el mismo sol. La sujetó con decisión y rasgueó el aire haciéndolo silbar, enfrentándose a un enemigo invisible que llevaba puesto el nombre de Cassia. Hundió los hombros con resignación al darse cuenta de que, en condiciones normales, aquel movimiento la habría desestabilizado y hecho caer. Tendría que tener cuidado de no clavársela en un pie.

1 comentario:

Anaid Sobel dijo...

Fascinante, como siempre.
LE toca tomar una dua decisión a Amiss ahora.
Seguro que siguiedo sus instintos, todo saldrà bien.

Besos grises, amiga mía.