sábado, febrero 6

Pinceladas del pasado

[Imagen por JaneMere]

- No es justo.
- No te quejes tanto.

La luz del foco incidía como un sol en posición cenital sobre el muchacho, acentuando las sombras y los contrastes de su cuerpo y los pliegues de su ropa. Amy, lápiz en mano, estudiaba atentamente las distancias de su anatomía. El joven resopló.

- ¿Estás incómodo?
- No, pero me gustaría poder ver tu dibujo. Resulta un poco frustrante.
- No te voy a sacar más guapo de lo que ya eres. No soy tan buena.
- ¿No se supone que si me dibujas exactamente tal y como soy es porque eres mejor de lo que piensas?
- Visto así, a lo mejor tienes razón.- concedió ella, tras meditarlo unos segundos.- De todas formas, no te pierdes nada.

Connor frunció el entrecejo, pero no dijo nada más. Amy comenzó a dibujar a mano alzada un leve boceto de su figura.

- ¿Tienes hermanos?

La muchacha levantó la cabeza, un tanto sorprendida por su pregunta.

- No. Soy hija única.
- ¿Te llevas bien con tus padres?
- Bueno... - la chica hizo una mueca.- No precisamente.
- ¿Puedo... preguntarte por qué no?

Amy suspiró.

- Mis padres se divorciaron cuando yo tenía tres años. Tenían la custodia compartida, así que me he pasado casi toda la vida viviendo una semana con uno y otra con otro. Lo pasé... bastante mal. Y estuve yendo durante unos años a un psicólogo que me pagaban entre ambos. Mi padre se ha ido de la ciudad, y mi madre ha cambiado de casa y ha abierto una pastelería. Ahora estoy mejor. Aunque me costó un poco acostumbrarme a la estabilidad.
- Al menos tienes a alguien contigo.
- ¿Tú estás solo?
- Sí. Yo tampoco tuve una infancia feliz. Nunca conocí a mi padre y mi madre era muy pobre y además estaba enferma. Murió poco después de que yo cumpliera trece años. Desde entonces, me las he apañado solo. Aunque... mi madre me contó una vez que mi padre andaba en algún lugar en la ciudad y que sabía de mi existencia. Dijo que era probable que también tuviera un hermano o hermana. Cuando era pequeño, me hacía ilusión pensar que algún día los conocería.- se rió tristemente.- Pero cuando creces, dejas atrás las ilusiones infantiles. Me resigné.
- Te comprendo. Yo de pequeña soñaba con que mis padres se reconciliaran.- sonrió.- Pero la verdad es que ahora me alegro de que no lo hicieran.
- Yo tampoco me quejo de mi situación actual. Debe ser cosa del karma.
- Quién sabe.- rió ella.

Amy se apartó del lienzo y se acercó a donde Connor, sentado al revés en una silla y con los brazos cruzados sobre su parte superior, seguía su movimiento con la cabeza a pesar de no poder verla. La chica se agachó, le cogió la barbilla con los dedos y la alzó para ver sus ojos a la luz del foco.

- Tus ojos tienen un color extraño.- comentó.
- Vaya. Lo siento.- se burló él.
- Me encantan. Y también me encantas tú.- añadió, dándole un beso antes de regresar al caballete.

1 comentario:

Anaid Sobel dijo...

Oh dios.... no me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba leer cosas como esta
(L)

A veces un principio triste no impide el final feliz, ¿no es cierto?


Mil besos grises, querida. Te extrañaba*