viernes, enero 15

Emboscada

[Imagen por burcumbaygut]

La vergüenza y la felicidad le arrebolaban las mejillas mientras que la timidez retenía sus manos en los cálidos bolsillos del abrigo.
El corazón le latía con fuerza.

No podía evitar mirarlo de reojo a pesar de que sabía que él no la veía, y era incapaz de apartar la vista de su mano izquierda. Su mente buscaba pretextos para cogérsela. ¿"Tienes frío"? Demasiado evidente. ¿"¡Cuidado, vas a pisar un chicle!"? Demasiado estúpido. ¿"Uy, perdona, me he tropezado"? No, así sólo se pondría en ridículo...

- Espero que te lo hayas pasado bien.- dijo entonces él, mirándola.

Le sonrió. Aquella sonrisa tan... pura. Como si desde siempre hubiera estado cegado a la maldad del mundo y estuviera dispuesto a dar lo mejor de él sin dudarlo un instante. Sus ojos eran de un verde desvaído. A veces parecía que la estuvieran observando realmente.

- Me lo he pasado muy bien, de verdad.
- No me lo dices por compromiso, ¿no?- dijo, fingiendo recelo.
- Yo no...
- ¿Viene un coche?- preguntó entonces, girando la cabeza.

Amy se dio la vuelta y vio que, efectivamente, un coche acababa de abandonar su plaza de aparcamiento y se dirigía hacia ellos en dirección a la salida. Ella ni siquiera lo había escuchado. Los faros delanteros del automóvil los iluminaron desde lejos, cegándola por un momento. Él le agarró la mano y la pegó contra la pared para dejar paso al vehículo.

Las luces desaparecieron y el ruido del motor se alejó hasta que dejó de oírse, pero Amy temía moverse: no quería que le soltara la mano.

- ¿Quién es aquí el ciego? ¿Tú o yo?- bromeó.
- Tienes muy buen oído.

Desgraciadamente, se apartó de ella y soltó sus dedos.

- ¿Ves algún baño por aquí cerca?

Amy buscó con la mirada hasta que encontró un cartel en blanco que indicaba la dirección por la que se llegaba a los servicios. Contenta de tener por fin una excusa legítima, volvió a cogerle la mano.

- Por aquí.

Le guió hasta la puerta del baño, pero sin darse prisa. Quería aprovechar la oportunidad. No sabía muy bien porqué se sentía tan exultante, pero era agradable.

- ¿Me esperas? No tardaré mucho.
- Claro. Tranquilo, aquí me quedo.

¡Otra vez aquella sonrisa! Menos mal que no podía ver la cara de tonta que se le quedaba cada vez que él le sonreía de esa forma. Asintió cómo una idiota y él entró en los servicios. Entonces echó la cabeza para atrás y la apoyó en la pared, suspirando. Volvió a escuchar un coche acercarse, pero no miró hacia él. Por eso se sorprendió cuando el automóvil se detuvo delante de ella y la ventanilla del conductor se bajó lentamente. Dem la observó desde el interior, con su galante sonrisa pendiendo de sus labios.

- Amy... ¡qué sorpresa verte por aquí! ¿Estás sola?
- No, no lo estoy.
- Ya veo... ¿y quién es tu afortunado acompañante, si puedo saberlo? ¿Quién intenta robarme a mi chica?
- No soy tu chica, Dem.
- Ya, es una pena. Voy a tener que esforzarme más...
- ¿Amy?

Connor había salido del baño y escuchaba con gesto de concentración. Amy se acercó a él y le dio la mano, sin vacilación.

- Hasta mañana, Dem.
- Quieta. Ni se te ocurra moverte. Tú... Connor. ¿No reconoces mi voz, asqueroso asesino?

1 comentario:

Xit dijo...

Grrrrr. Dem me cae mal!!!