jueves, mayo 22

Lágrimas de buenas noches

Son las doce, la una, las dos o las tres de la mañana, y no tengo sueño. Me obligo a apagar el ordenador y antes de meterme en la cama, cojo los auriculares y enciendo el mp4 con la esperanza de que entre canción y canción Morfeo se digne a hacerme una visita. Con la primera canción, llegan las lágrimas. No se hacen esperar sino al contrario; parece como si estuvieran aguardando el momento con impaciencia. No sé muy bien de dónde vienen. Algunas tienen el nombre de mi abuela, que falleció hará dos años dentro de poco, y otras el de mi abuelo que murió hace sólo unos meses. Otras, supongo, pertenecen al pasado: lágrimas eco de los desamores, las decepciones, los arrepentimientos... que aún reverberan en algún rincón. Las del presente nacen de la rabia y de la impotencia que siento al ver que el mundo se tuerce, que la avaricia y el egoísmo corrompen y que las injusticias no sólo se han convertido en el pan de cada día sino además en uno al que, tristemente, nos hemos acostumbrado. Y también, imagino, hay lágrimas que hoy por hoy no tienen razón de ser: son como una premonición de lo que, en un
futuro, sea llanto.

[Imagen por ChaosFissure]

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