lunes, noviembre 5

IASADE -109-


El resto de la conversación derivó a temas menos importantes, pero igualmente delicados para Amiss. Isaac le preguntó cuál era su disciplina favorita y no supo qué contestar. Nunca había hecho nada de eso, no había pintado ni dibujado ni esculpido. Nunca había leído nada sobre Historia del Arte, ni acudido a ninguna exposición. No había hecho ni un garabato, jamás, y eso era algo que la preocupaba. Sabía que los altos cargos se ocuparían de modificar sus notas en el expediente si era necesario, pero el trabajo en clase era algo muy distinto y no había pensado en cómo hacerle frente. ¿Y si sus manos torpes no respondían como deberían hacer? ¿Y si sus dibujos eran horribles? ¿Qué pensarían sus compañeros, sus profesores e Isaac? Se suponía que Ángela estaba cursando tercero de la carrera y que tenía cierto nivel de destreza y conocimientos; no podía ir de novata y fracaso absoluto. Aunque no sabía cómo simular unas habilidades que no poseía.

Así que escapó de la pregunta de Isaac con “un poco de todo, todavía estoy descubriéndolo” y contraatacó con la misma pregunta para desviar de ella la atención y enterarse de las preferencias de su usuario. Al joven le gustaba el dibujo y la fotografía, sobre todo, y quería dedicarse al mundo del cómic o de la ilustración. Una vez que la camarera se hubo llevado la taza vacía del cappuccino y el plato limpio de napolitanos, Isaac sacó su bloc y le estuvo enseñando a Amiss sus dibujos. La Mediadora no tuvo que fingir admiración y sorpresa, porque sus creaciones eran realmente impresionantes. Los personajes parecían tener vida propia y los escenarios y ambientaciones evocaban sensaciones, olores y sonidos reales. Interiormente, se alegró de que Isaac fuera tan bueno en lo que hacía: si su Ambición era valerse por sí mismo en el mundo de las artes, el hecho de que tuviera talento era un gran punto a su favor para acelerar el proceso.

Mikäh apareció en la cafetería cuando quedaban diez minutos para el comienzo de la siguiente clase. Para Amiss, el verlo aparecer entre tantos humanos ruidosos y apiñados como una silueta grácil, blanca y luminosa, supuso todo un alivio. Y sonrió.

- Creo que deberíamos ir yendo. Ya casi es la hora.

Isaac guardó su bloc en la mochila y ambos se pusieron de pie.

***

El resto del día se desarrolló sin la menor emoción. Al ser el primer día lectivo, las clases fueron muy cortas. Los profesores abandonaban las aulas antes de media hora, tras explicar las nociones básicas del curso en pocas palabras y datos esquemáticos, dejándolos allí sin nada que hacer, mano sobre mano. Para Amiss, en cambio, aquel tiempo sin nada que hacer era una bendición, ya que pudo aprovechar el rato libre para hablar más con Isaac y enterarse de algo más acerca de su vida: aparte de una madre francesa tenía un tío griego y sabía algunas palabrejas en su idioma, había visitado algunas ciudades de Inglaterra y Escocia, así como de Bélgica, tuvo una época de dieta vegetariana, le gustaban mucho los animales y soñaba con tener un barco propio además de una caravana con la que dedicarse a ver mundo por su cuenta.
A pesar de su torpeza, las miradas de inquina y envidia que le dirigían sus compañeras de clase no les pasaron desapercibidas. Ni a ella ni a Mikäh, que se reía entre dientes mientras se mofaba de ellas sin miramientos.

- Hay que ver lo pavas que son las adolescentes mortales. Entiendo que puedan considerar atractivo a tu usuario, pero llegar al punto de mirarte así de mal… ¿qué intentan? ¿Quemarte con sus mortíferos rayos láser?

Sin embargo, después de la tercera clase, a Amiss ya le costaba un poco fingir tan buena predisposición ante las noticias de sus profesores. Mientras que el entusiasmo de sus compañeros, incluido Isaac, aumentaba con cada palabra, la Mediadora se sentía cada vez más encerrada en una trampa mortal de la que no tenía escapatoria digna, y ni siquiera las bromas de Mikäh o su ánimo conseguían hacerle olvidar el creciente nerviosismo.


Llegado el descanso de una hora entre clases, Isaac se levantó de la silla con la mochila ya colgada del hombro y una sonrisa cómplice.

- Yo me piro ya, esto es una pérdida de tiempo. Los profesores van a seguir repitiéndonos lo mismo una y mil veces a lo largo del curso y acabaremos aburridos de escucharlos. Prefiero irme a casa si no vamos a hacer nada productivo.
- Imítalo.- dijo Mikäh al instante.

Amiss intentó disimular su vacilación con un asentimiento firme de cabeza.

- Tienes razón, vámonos.

El odio en los ojos de las demás chicas había alcanzado su punto álgido cuando los vieron salir a los dos del aula, uno al lado del otro. Mikäh dijo una obscenidad y se rió de ellas antes de marcharse.

- ¿Tienes algo especial que hacer en casa?- preguntó Amiss, mientras bajaban las escaleras.
- Más o menos. Hoy tengo que ir a hacer la compra, y prefiero hacerlo ahora que esta tarde porque quiero venir a la facultad a informarme de algunas cosillas. ¿Y tú?
- ¿Yo? Pues nada en concreto. Creo que aprovecharé y me dormiré una larga siesta.
- Sí, es una buena idea. Ahora es el momento, porque dentro de un mes no vamos a tener mucho tiempo libre para dormir.- rió.- Me temo que yo me quedo aquí. Te acompañaría un rato… pero quiero encontrar a mi compañero de piso. Tiene que venir conmigo al supermercado. Nos vemos mañana, ¿no?
- Claro. ¡Hasta mañana!

Isaac le dijo adiós con la mano y ella se dirigió a la puerta de salida con Mikäh silbando entre dientes, un paso por delante.

- Bueno, no ha sido un mal comienzo. ¿Ves cómo no era una tontería tener miedo? Esto va sobre ruedas.
- No sé yo.- murmuró Amiss, en voz muy baja.- Las cosas se pondrán feas cuando me toque ponerme a pintar.
- Deja ya de pensar en eso. Tu objetivo no es sacar buenas notas, a ver si te enteras de una vez.- ella gruñó.- ¿Vas a seguirlo ahora?
- No puedes estar hablando en serio, mira toda la gente que está saliendo de aquí. No puedo esfumarme en el aire, tengo que llegar al piso primero y ya desde allí transformarme. Y ahora cállate, alguien puede verme hablando sola. Iremos a casa y desde allí, nos organizaremos.

2 comentarios:

Anaid Sobel dijo...

No hay matiz de esta obra que no me guste, por dios, es una auténtica gozada, un placer para los sentidos y lo sabes.

Me encanta Isaac, áis
:3


Besos, querida amiga ^^

Shadow dijo...

Oye, da igual que no esté allí para sacar buenas notas, yo me estresaría mucho si mi trabajo fuese mediocre. Por no hablar de los rumores que se esparcirían al ver sus notas, que la gente es muy malpensada... Esperemos que al final resulte que se le da bien, o que Mikäh la ayude de alguna manera :)
Ah, y hablando de él, me encanta cada día más su personalidad, pero no sé cómo se las apaña Amiss para tenerlo ahí al lado y fingir que no lo ve. Yo me pondría de los nervios xD

Muchos besos y ánimo para ti también ^^