miércoles, mayo 16

Los Dioses son invisibles

Si preguntas a la Humanidad, la mayoría de ellos te dirán que un requisito esencial para llegar a ser un Dios es la Inmortalidad. La belleza no es imprescindible, tampoco la bondad y desde luego, mucho menos lo es la misericordia. Los Dioses no tienen que ser, forzosamente, sabios. Ni siquiera todopoderosos.
Sin embargo, todos son inmortales. Da igual que las personas cambien sus creencias por otras, no importa que  se abandonen religiones; los Dioses fueron inmortales y seguirán siéndolo, pues todo el mundo los recordará aunque ya nadie crea en ellos.
Yo, en cambio, no creo que el requisito esencial para llegar a ser un Dios sea la Inmortalidad.
Los mortales desean no morir jamás porque es algo que está por completo fuera de su alcance, porque es un sueño imposible que jamás se cumplirá. No morir, no envejecer y mantenerse siempre en la flor de la vida, disfrutando de la eterna juventud.
Pobres ignorantes... porque no saben lo equivocados que están.
Una Diosa me obsequió con la Inmortalidad, en un lejano día cuyo número ya no recuerdo. Pero no me la dio como un regalo, sino como un castigo.
Como una maldición.
Y desde entonces, anhelo la muerte con cada fibra de mi ser.

He sido un proscrito, un exiliado. He sido guerrero protector, un consejero. Un sabio, un erudito, un maestro. He sido, finalmente, considerado Rey. Y de ahí, pasé a convertirme en un Dios.
Pero daba igual que yo fuese inmortal.
La gente ama a los dioses y mantiene su devoción por ellos porque creen que son escuchados, que sus plegarias son atendidas. Siempre, aunque no sea así. Un humano puede odiar a un Dios, pero si no tiene nada más en el mundo acabará regresando a sus manos. Volverá a rogarle en silencio por las noches, le rezará de nuevo en los momentos de desesperación.
Porque son invisibles.
Mis adeptos tardaron poco en repudiarme, de quitarme el poder que ellos mismos me habían otorgado. Si las cosas no salían como ellos querían, yo era el culpable. Y el odio de sus ojos jamás desaparecía porque eran capaces de devolverme la mirada.
El requisito esencial para llegar a ser un Dios es la Invisibilidad.

[Imagen por NegativeFeedback]

3 comentarios:

Simon_Lagann dijo...

Así como la invisibilidad, es cosa curiosa que todos los dioses actualmente reverenciados así como la mayoría de los anteriores son de forma antropomórfica, son lo que aspira el ser humano.

Quizás por eso me gusta tanto Evangelion, en un capítulo se dijo, No fue Dios quien creó al hombre sino el hombre quien creó a Dios.

Buen post por cierto

Anaid Sobel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anaid Sobel dijo...

Jodidamente sublime
*_*
mira que eres buena !!