miércoles, mayo 16

IASADE -101-

Un grito y una maldición se elevaron por encima del murmullo generalizado, llamando su atención pero pasando desapercibido en medio de tanta algarabía. Un joven se había agachado para recuperar los papeles prófugos de una carpeta que se le había caído de las manos, mascullando improperios entre dientes. Los demás miembros de la cola lo miraron mal cuando apartó pies ajenos, sin un ápice de delicadeza, con el fin de coger alguna hoja extraviada.
Dos personas más fueron atendidas en el mostrador antes de que le tocara a él. Era un muchacho alto, fuerte y de un extraño atractivo. Tenía el cabello negro y rizado, unos ojos almendrados de color azul agrisado parcialmente ocultos por los bucles azabaches, la línea de la mandíbula marcada y una barba de pocos días. Vestía una camisa y camiseta blancas y unos pantalones anchos de camuflaje militar. Puso la carpeta en la mesa con brusquedad, la abrió y pasó un folio detrás de otro seleccionando algunos.
Amiss estaba frente a él, acuclillada sobre la mesa y estudiándolo con minuciosidad.

- Debería haber tenido los papeles preparados de antemano para no retrasar su turno.- le dijo el hombre con reprobación.
- Sí, eso hice, pero se me cayeron las cosas al suelo.-y aunque el joven contestó en fluido italiano, Amiss detectó una leve irregularidad que le indicó que no era su idioma natal.
- Quiero los papeles para la matrícula.-el empleado enarcó una ceja.
- Hoy es el último día, no sé si lo sabe usted.
- Lo sé perfectamente, pero aún no son las dos, ¿verdad?
- Por supuesto que no.- el hombre cogió unos papeles y se los entregó.- Sin embargo, debería haberlo hecho antes.
- No he podido, he llegado a Cagliari hoy por motivos ajenos a mi voluntad.
- Claro. Bueno, bien… tenga. Rellénelos y vuelva a ponerse en cola.

El muchacho lo miró con incredulidad.

- ¿Quiere que vuelva a hacer cola para entregárselos? ¿No sabe la cantidad de gente que hay fuera? No llegaré a las dos para dárselos.
- No es mi…
- Mire,- musitó, con ira contenida e intentando armarse de paciencia.- no me ha sido posible venir antes y hoy es el último día. Si hiciera la cola de nuevo no llegaría a tiempo. ¿No puede dejar que los rellene mientras usted sigue atendiendo y luego dárselos? No le entretendré y no perderá tiempo cogiendo los papeles.
- Está bien.- suspiró el hombre.- Pero dese prisa.
- Descuide.

Amiss se arrodilló al lado de las manos rápidas del joven, que escribían a gran velocidad, fijándose en su caligrafía un tanto bailarina y angulosa. Cuando todos los campos del formulario estuvieron llenos y los papeles entregados, el chico sonrió satisfecho. Enormemente satisfecho. Un aura roja, brillante y palpitante, lo silueteó con intensidad; el color rojo de las Ambiciones.

2 comentarios:

Simon_Lagann dijo...

Bonito capítulo, con impaciencia espero el siguiente

Anaid Sobel dijo...

Ummmmmmmmmmmm
como me gusta ese chico, COMO ME GUSTA !!!
es muy mi tipo, sabes¿?
(:
sigue escribiendo porfis porfis porfis