domingo, agosto 28

IASADE -82-

Desde la terraza de la cafetería se divisaba el puerto de la ciudad, cuajado de barcos grandes y pequeños, inmóviles sobre las tranquilas olas que agitaban la superficie del mar, un mar que a aquella hora de la tarde había adquirido el mismo tono opalescente que el cielo del atardecer, fundiéndose con la línea del horizonte. Las gaviotas cruzaban el aire, persiguiéndose de forma juguetona, chillando escandalosamente. La brisa, fresca y húmeda, transportaba de un lado a otro las voces y el ruido del batir de alas de los pájaros. Un camarero se movía de mesa en mesa con una bandeja plateada en la mano. Sobre la mesa reposaban dos batidos helados, uno de chocolate y el otro de fresa con nata, mientras sus dueñas charlaban confundiendo su conversación con la del resto de la clientela. Cassia, sin embargo, podía distinguir sin problema sus voces de las de los demás.

Claudia llevaba una camiseta de tirantes celeste ceñida bajo el pecho y unos piratas marrones, un poco anchos, y mordisqueaba ligeramente el palo de barquillo que sobresalía de la nata. Se había recogido el pelo y tenía las mejillas algo coloradas, probablemente debido al sol. Como las anteriores ocasiones en que la había visto, la muchacha lucía una actitud feliz y despreocupada que distaba muchísimo de la tristeza y el terror que oprimían su espíritu continuamente. Amiss, sentada frente a ella, la escuchaba con atención incondicional. Sobre su vestido verde y largo pelo negro llevaba el disfraz humano con el que se relacionaba con su usuaria: Anaid, una joven de melena rubio ceniza, de ojos perspicaces y sonrisa fácil. En ese momento asentía comprensivamente.

- Te entiendo, Claudia.- dijo, después de darle un sorbo a su batido de chocolate.- Pero tienes que liberarte de una vez de esa indecisión.
- Lo sé. Ya lo sé… pero… no puedo.- murmuró, bajando la mirada a sus rodillas, con voz estrangulada.- Soy incapaz.
- No te queda otra opción.
- Nunca te he preguntado directamente qué es lo que opinas tú.- levantó la cabeza, con determinación.- ¿Qué harías en mi lugar?

Amiss rodeó la copa del batido con las manos, suspirando despacio. Su expresión reflejó tristeza durante un instante antes de cambiar a la neutralidad.

- Es una decisión difícil. Pero… yo, de estar en tu lugar, tendría el bebé. ¿Por qué? No puedes estar segura al cien por cien de que el niño acabe enfermando. E incluso si lo hace… pienso que es mejor otorgarle la vida, aunque esté condicionada por la enfermedad, a negársela. Él ya crece en tu interior.- dijo, alargando la mano y tocándole el vientre a Claudia con ternura.- Heredará los anticuerpos y tendrá que medicarse, pero es posible que jamás la desarrolle y que lleve una vida normal. Si acaba desarrollándola, tendrá que limitar el contacto con la gente a la que quiere, pero podrá querer a la gente. El tratamiento es efectivo, podrá llevar una vida casi normal. No te culpará de nada.

Las lágrimas desbordaron los ojos de la mujer mientras se acariciaba la barriga, lentamente.

- Ya está creciendo en mí.

Amiss asintió, sonriendo.

Cassia también asintió, para sí. De ahí procedía el miedo… y la pena. Se sorprendió a sí misma sintonizando con aquellas emociones.

- Vaya, vaya, vaya. ¿Se puede saber qué haces aquí, condenada?

Sin girarse, la Nocturna sonrió ampliamente.

- Pensé que si me acercaba demasiado a la gota de leche, acabarías por encontrarme. Menos mal que lo has hecho.

Cassia se levantó y se dio la vuelta para observarle. Mikäh le devolvió la mirada con expresión desconfiada y portando en ambas manos un arma. Una de ellas brillaba como el mismo sol, y la otra lanzaba su resplandor mate y oscuro como un desafío a la claridad.

2 comentarios:

Mariia..☆! dijo...

me gusta mucho como escribes, bonitos relatos. Ya cuentas con una seguidora más^^! un besito
Pasate por http://suspirosenlunallena.blogspot.com/ !

Anaid Sobel dijo...

Dios, leerme mi nombre por entre tus magistrales letras me ha hecho una ilusión inhumana.
:3
Te sigues superando, y me sigues encandilando con esta historia que sabes que me vuelve loca.
¿Que coj... narices va a pasar ahora con mi adorada Cassia?