viernes, julio 29

Despertar

Los ángeles abren sus ojos de piedra y se crujen las polvorientas articulaciones en un desperezo con música a trueno. El sol asoma por el este sobre los picos de las montañas, iluminando sus cabezas a modo de aureola recién nacida. No es un brillo nuevo, sino un fulgor que cumple hoy miles de años, un resplandor antiguo que a pesar de todo no es viejo ni desconocido y que me entibia el cuerpo con su luz temprana.
Uno de ellos se adelanta dos pasos, alza un brazo en el aire y grita haciendo retumbar cada piedra y raíz del suelo y subsuelo, espantando las nubes de tormenta que llevan tanto tiempo coartando mis palabras y mis propios gritos. Sumé mi voz a la del titán alado.
Tampoco es un sonido extraño, sino un cálido recibimiento que me hace sentir en casa.

[Imagen por MichaelShapcott]

2 comentarios:

Anaid Sobel dijo...

No hay nada como regresar al hogar, y sumarse a la voz tremebunda y brutal de un Dios de Piedra que despierta es la mejor manera.

InfusiónDeLotoNegro dijo...

Y entonces fue cuando las montañas cobraron vida-se cobraron las vidas que necesitaban para en vez de hacer correr ríos de agua, que estos fluyeran de tibia sangre… (A saber porque me evoca estas palabras este texto tuyo).

Es un cálido placer volver a leerte, puedes estar completamente segura de ello.