lunes, noviembre 1

IASADE -55-

Unos pocos pares de ojos se alzaron al escucharla entrar en el establecimiento y la estudiaron con asombro mal disimulado. El local, lleno de mesas sobre las que zumbaban ordenadores encendidos, estaba atestado de niños, muchachos y algún otro adulto de mediana edad, ahogado por un aire caliente y viciado contra el que eran inútiles los varios ventiladores de la sala. Amiss, disfrazada con la piel humana de Julia Summers, se acercó vacilante al empleado que había tras el mostrador, un joven moreno y atractivo reclinado sobre una silla giratoria que miraba una pantalla con fijeza.

- Buenos días.- saludó educadamente (Julia siempre cuidaba los modales).- Me gustaría usar Internet.
- Claro.- dijo el encargado, estudiándola brevemente.- Esto va por horas.
- ¿Horas...? No creo que vaya a utilizarlo durante una hora si quiera. Sólo quiero mirar una cosa.
- El tiempo mínimo que se ha de pagar es media hora, tanto si se utiliza el ordenador todo ese rato o menos.
- ¿Y cuánto cuesta?
- Medio dólar. Pero páguemelo usted cuando termine.
- ¿Qué ordenador...?
- El ocho. Es... ese de allí. ¿Lo ve? El que está libre en la segunda mesa, a la izquierda.
- Muy bien, muchas gracias.

Se sentó en la silla intentando hacer caso omiso de la mirada extraña que le dirigió el niño de diez años que estaba sentado a su derecha y observó atentamente lo que veía en la pantalla. No era la primera vez que estaba delante de un ordenador, porque tanto Sara como Samy le habían enseñado muchas cosas en sus respectivos aparatos, pero sí era su primer intento de utilizarlo sin ayuda. Echó un vistazo al niño, que había vuelto a fijarse en el juego al que dedicaba toda su atención, y pensó que en caso de no conseguir manejarlo siempre podía preguntarle.

Localizó el icono del acceso a Internet y cuando Google apareció, introdujo los datos "páginas blancas california" para iniciar la búsqueda, haciendo que segundos después una lista de enlaces apareciera rápidamente ante sus ojos. Entró en el primero de ellos y eligió la ciudad de Santa Ana, puso los nombres "Haile Jahson" en el buscador e hizo click sobre el botón. Conteniendo el aliento, esperó a que la página web cargara el resultado.

31 E Macarthur Cres
Santa Ana, CA 92707
(714) 557-2625

Amiss reprimió a duras penas un grito jubiloso, saltando encima de la silla. El niño, atónito, apartó los ojos del juego justo en el momento en que un soldado le disparaba a su personaje, haciendo que la partida terminase.

- ¿Tienes un papel y un lápiz para prestarme, jovencito?
- Eh... mmm... sólo tengo un boli...
- ¿Me lo prestas, por favor?
- Bueno...
- ¡Gracias!

Le arrebató el bolígrafo y con él se escribió la dirección y teléfono en la palma de la mano antes de devolvérselo con una sonrisa deslumbrante. Se levantó y fue al mostrador, depositó un dólar sobre la mesa y se largó de allí a un paso sospechosamente ágil para una anciana de su edad. "¡Qué gran maravilla Internet!", pensó feliz, de regreso a la playa.

4 comentarios:

Raquel Begué dijo...

Acabo de llegar por casualidad. Y tengo que decirte que me gusta mucho como escribes. Mucho.

Te sigo :)

Anaid Sobel dijo...

dios dios DIOS!
Me encantas, lo sabes más que de sobra.
Quiero más y más y más.

bixitoluminoso dijo...

esta entrada tiene cierto encanto d fragmento de libro...

Shadow dijo...

Dios, qué mal está Amiss xD Me la imagino saltando de alegría, completamente motivada... Y no sé, se me escapa la risa.
Aunque tiene razón, dios bendiga a Internet, gracias a él las cosas son mucho más cómodas hoy día. A ver ahora cómo se pone en contacto con Haile, y qué le contesta él.

Un beso, y que conste que empezaba a echarte de menos :D