sábado, agosto 14

IASADE -34-

El teléfono sonaba. Cassia se revolvió entre las sábanas con desgana, decidida a ignorarlo, cerrando los ojos con fuerza. Pero el móvil volvió a sonar molesta e insistentemente. La Nocturna, chasqueando la lengua, se incorporó a medias en la cama. Satzsa, a su lado, estaba todavía dormida, desnuda sobre las sábanas empapadas en sangre ya reseca. Cassia bostezó perezosamente antes de extender el brazo para alcanzar el teléfono sobre la mesilla de noche. No reconoció el número que la llamaba.

- ¿Sí? Ah, hola Meryl, ¿qué...? ¿Ah, sí? ¿Por qué? No tienes que preocuparte por Samantha, ella... Está bien. ¿Cuándo...? De acuerdo, allí estaré. Hasta luego.

Meryl colgó antes de poder hacerlo ella. No, Meryl no... Amiss. Amiss quería hablar con ella sobre Samantha. Cassia supuso que no estaría muy contenta con el nuevo acceso limitado que tenía a su usuario y quería hacer algo al respecto. Era un buen intento que tal vez hubiera funcionado si Nina Addams fuera la auténtica Nina Addams y no una Nocturna que se había adueñado de su identidad. Se puso de pie y admiró su propio cuerpo desnudo, perfecto, salpicado de sangre. Miró a su alrededor y se recreó con el caos reinante y con la visión de los cuerpos sin vida, mutilados y desmembrados, que había en el suelo. Satzsa bostezó en la cama.

- ¿Qué hora es?- le preguntó la Nocturna.
- Las cuatro y media.- respondió la Diablesa, con los ojos cerrados.- ¿Quién era?
- La luciérnaga. He quedado con ella. Espero que el Ángel no esté con...
- No estará. El Ángel es su guía, y de hecho está rompiendo las normas al visitarla mientras la Mediadora cumple con su trabajo. La visita cuando ella no se da cuenta. Pero pequeña... - Satzsa abrió los ojos, apoyando la cabeza sobre su mano.- ¿Vas a reunirte con el alma blanca? Eso es... bastante antinatural.
- Cada una representará su papel. Será una función de teatro bien desempeñada.
- Aún así.
- Voy a ducharme y me voy. Búscame más tarde.
- Vale, vale...

***

El lugar de encuentro estaba cerca del hogar de Meryl. La chica, vestida con el uniforme del instituto, cruzó con el semáforo en verde y llegó corriendo a la cafetería donde Cassia ya esperaba, un tanto impaciente. La Nocturna se esforzó por sonreír, pero le resultaba difícil. La falsa apariencia de Amiss saludó tímidamente a la falsa Nina Addams y tomó asiento frente a ella en la estilizada silla metálica. Un camarero se aproximó a la mesa para preguntarle si quería algo, a lo que obviamente la luciérnaga dijo que no. Cassia tomó un sorbo de su café y un pequeño mordisco de su gofre con caramelo.

- ¿Seguro que no quieres nada, Meryl?- preguntó, con toda intención.
- De verdad. No tengo dinero.
- Eso no es motivo. Yo puedo...
- No, gracias, pero es que tampoco tengo hambre.
- Bien, como veas.

La imagen falsa aparentaba unos quince años, pero sin embargo el verdadero aspecto de Amiss era bastante más maduro. Quizá de su misma edad, aproximadamente. Aquella vez le resultaba mucho más fácil controlar su odio. Sus instintos básicos estaban saciados: había curado su apetito sexual y satisfecho sus ansias de matar. Pero de todas formas, para asegurarse, no había llevado consigo la cimitarra. Eso la hacía sentirse extraña e incómoda, pues era la primera vez que viajaba sin ella.

- ¿De qué me querías hablar?- preguntó Cassia, tranquilamente.
- Últimamente sólo puedo ver a Samy en clase.- le contó Meryl.- Su padre no la deja quedar conmigo. Piensa que debido a mí, ella no tiene criterio propio. Y temo que su madre empiece a hacer lo mismo. Samy es muy importante para mí.

"Claro que es importante para ti, es parte de tu trabajo", pensó.

- Samantha debe aprender a discutir con sus padres. Si ella quiere verte, debe insistirles.
- Samy es... un poco cobarde. ¿No podría usted ayudarla, señorita Addams?
- No puedo interferir en ese tipo de cosas. Samantha debe hacer las cosas por sí misma, es parte de su terapia.

Amiss suspiró y asintió para sí. Luego sonrió.

- Trataré de animarla para que sea más fuerte.

Meryl se puso en pie, lista para marcharse.

- Gracias, señorita Addams. Ahora me voy.
- Meryl, espera...- la chica la miró de forma interrogante. ¿Debía preguntárselo? Necesitaba saber...- ¿Te sientes bien en mi presencia?

La luciérnaga parpadeó, asombrada por la pregunta.

- No me cae usted mal, pero tampoco la conozco, así que digamos que siento neutralidad.
- Ya veo.- sonrió fríamente.- Hasta luego, Meryl.
- ¡Adiós!

Y se alejó a la carrera, dejando a Cassia extrañamente triste y decepcionada.

1 comentario:

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


TE SIGO TU BLOG




CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...


AFECTUOSAMENTE
NERUME

ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.

José
Ramón...