lunes, agosto 25

Almas perdidas (1ª parte)

Aquel parecía ser un lunes como otro cualquiera. Odioso, sí, pero tan odioso como todos los lunes anteriores. El día había amanecido gris, y tras el denso cúmulo algodonoso, el sol coronaba las nubes con orlas plateadas. La brisa era fría y cortante, el viento zarandeaba con fiereza las copas de los árboles. En el canal del tiempo habían advertido que existía una alta probabilidad de que nevara aquel día. Helena salió de su apartamento armada con anorak, botas, guantes y bufanda, tras la que había escondido barbilla, boca y nariz. Su ánimo estaba tan sombrío como el cielo. Saludó con un gruñido al portero del edificio, que le dio los buenos días levantando la mirada del periódico, acompañado de su habitual taza de café. Salió a la calle mientras guardaba el paraguas en el bolso. Una bofetada de aire gélido la golpeó sin piedad, obligándola a casi ocultar los ojos detrás de la bufanda de lana. Hundió las manos en los bolsillos de su abrigo y echó a andar, con aire taciturno, calle abajo.

Su pésimo humor tenía una perfecta justificación. Debido a una desafortunada acumulación de pequeños accidentes y a un inesperado aumento de su nivel de mala suerte, Helena se hallaba sobrepasada por las circunstancias. Su profesor de Egiptología se había puesto enfermo y ella había tenido que aplazar el trabajo y la exposición que llevaba meses preparando, su hermano había celebrado una fiesta por todo lo alto en el piso aquel fin de semana y ella, al llegar, lo había encontrado patas arriba. El otro chico con el que vivía se había cargado su ordenador portátil y ahora tenía que pagar la reparación. Aparte de todo eso, le había sido imposible pegar ojo esa noche y las gafas se le habían caído, mientras se preparaba el desayuno, por la ventana que daba al patio interior del edificio. Y teniendo en cuenta su mala racha, era demasiado pedir que hubieran sobrevivido. Así pues, en aquel momento se dirigía a la óptica para pedir unos cristales nuevos, y después de eso se encaminaría a la tienda de informática para dejar el ordenador.

La óptica se encontraba en la parte baja de un bloque de apartamentos de ladrillo marrón. El establecimiento era muy amplio y tres de sus cuatro paredes eran de cristal. Helena llevaba varios años acudiendo a la misma óptica, por lo que ya la conocían. Suspiró con alivio al comprobar que no había mucha gente, sólo una señora mayor a la que atendían en ese momento y un joven uno o dos años mayor que ella, que aguardaba de pie. Tal vez la suerte empezara a sonreírle de nuevo. Entró y se aflojó la bufanda alrededor del cuello. Dentro del local la calefacción estaba encendida y el abrigo empezaba a sobrarle. Se lo desabrochó y se dispuso a esperar su turno.

Mientras aguardaba dedicó un fugaz escrutinio al chico que iba antes que ella. Era moreno, y su cara era de rasgos duros pero armónicos. La línea de la mandíbula, bastante marcada, le daba un curioso atractivo. Sin embargo, parecía nervioso. Estaba muy pálido, y se miraba las manos, que le temblaban de forma casi imperceptible. Helena seguía mirándolo con disimulo cuando la anciana a la que estaban atendiendo se despidió educadamente y se giró para marcharse. El óptico que estaba tras el mostrador, un hombre joven con la nariz afilada y ojos brillantes, esbozó una sonrisa familiar al reconocer a Helena. Le hizo un gesto para que se acercara al mismo tiempo que decía:

- Vaya, ¡Helena! Hace mucho que no pasabas por aquí... ¿Qué tal...?
- Perdona, Mark, pero... creo que este chico estaba aquí antes que yo, ¿no?

Tanto Mark como el joven en cuestión miraron a Helena, perplejos. La diferencia radicaba en que Mark la observaba confuso y aquel desconocido, entre atónito y aliviado. Mark rió, como si hubiera contado un chiste muy gracioso.

- Muy buena la broma, Helena. ¿A quién te refieres, al hombre invisible?
- No, a...
- ¿Puedes verme?- preguntó entonces el extraño, mirándola con los ojos como platos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué decir?? Espero ansioso la continuación para ver como se desarrolla.

Esta vez no voy a aguantar a que lo publiques en el foro. Tengo ganas de dosis literalia!! Tengo ganas de ti!!! xDDDD

Energeia dijo...

Ay, pero qué detallazo leértelo *-* Pondré pronto la continuación, descuida xD Para mañana seguramente, caiga ^^
De dosis literarias, por aquí te vas a hartar xD
¿Ganas de mí? xDDDD