martes, diciembre 27

IASADE -93-

Se ajustó bien la empuñadura de Corazón en la palma de su mano, dispuesta a impulsarse con los pies para  unirse al combate cuando Satzsa se colocó a su espalda, agarrándola del brazo con un siseo furioso, y tiró de ella hacia la espesura del bosque. Cassia forcejeó intentando liberarse, pero la Diablesa era mucho más fuerte que ella y la arrastraba sin importarle que se tropezara por culpa de las raíces de los abetos o que las ramas le arañaran la cara y le tiraran del pelo. El clamor de las espadas empezó a quedar lejos, ahogado por el murmullo continuo y poco inteligible de Satzsa.

- ...traición de semejante magnitud. No entiendo, no entiendo cómo puede haber pasado, y todo por culpa de esa maldita luciérnaga. Nunca tendríamos que haber ido tras ella, jamás. Pero es fallo mío, debí darme cuenta de que era ella y al principio no lo advertí. ¿Cómo pude...? ¿Cómo pude estar tan ciega?
- ¡Suéltame, Satzsa!
- Ese palomo asqueroso... se ha reído de mí. Y él... él también se ha reído de mí. Nadie lo comprenderá nunca, nadie entenderá jamás que es de vital importancia que la mantenga a mi lado. Ella me pertenece...

Cassia gruñó al forzar la pierna derecha, en sentido contrario al avance de la Diablesa, para frenarla un poco. Consiguió hincar el talón en el suelo y sirviéndose de aquel punto de apoyo, pudo dar media vuelta con Corazón en lo alto. La katana se hundió en el hombro de Satzsa, que con un grito de rabia se la sacó del cuerpo y la lanzó entre los matorrales. Le cruzó la cara a la Nocturna de una bofetada y de una patada la arrojó al suelo, para después inclinarse sobre ella, agarrarle el pelo en un puño y obligarla a levantarse tirando de él. Cassia jadeó impotente cuando la Diablesa le aplastó la espalda contra un árbol, con su rostro a escasos centímetros del suyo.

- ¡¡Eres estúpida!!- el aliento de Satzsa hedía a maldad y putrefacción.- ¿Cómo...? ¿Cómo has podido hacerme esto a MÍ, eh? Niñata desagradecida... ¡Estúpida! Creí que te había enseñado bien, creía haberte aleccionado lo suficiente para evitar que te perdieras... y encima de esta forma... ¡pasándote al otro bando! ¡Pero si es del todo antinatural! - le tiró todavía más del pelo hacia atrás. Cassia no sentía dolor físico, pero todo su cuerpo se encogía de miedo al saber que Corazón estaba tirada lejos de ella, desprotegida.- ¿Ya te has olvidado de lo que te dije aquella noche, pequeña?- la Diablesa rechinó los dientes, le acercó la nariz al cuello y le mordió la piel.- Eres mía.- susurró.- Mía, sólo mía. Me perteneces, yo te conseguí. Yo te traje a esta existencia, y me lo debes. Siempre serás mía. Y me da igual que quieras o que no quieras, porque no lo puedes cambiar. Y si tengo que encerrarte de nuevo en aquella jaula, lo haré. Te dejaré allí hasta que te vuelvas tan salvaje e inhumana que no recuerdes ni tu nombre. E incluso te dejaré allí para siempre, si es la única forma de que sigas siendo mía.

Satzsa puso los ojos a la altura de los suyos y Cassia pudo atisbar la magnitud de la locura que la envenenaba, que la desquiciaba y que había aletargado algunos de sus instintos como Diablesa. Su mirada era casi humana... y un velo vidrioso la cubría, como si fuera a echarse a llorar de un momento a otro.

- ¿Eh, pequeña? Yo estaré contigo. Siempre las dos juntas, ¿verdad? ¡¡Siempre, joder!!- Satzsa la soltó y aulló furiosa, sujetándose la cabeza con las manos.- Nunca más volverás a ver este mundo, porque de ahora en adelante vivirás en esa celda para toda la eternidad.

1 comentario:

Anaid Sobel dijo...

Jolines, jolines, JOLINES!
Satzsa es mezquinamente encantadora, despiadadamente posesiva y eso es demasiado humano.
BUFF

Dame más, por dios, DAME MÁS!