lunes, enero 24

Puertas como llaves a dimensiones invisibles


Las paredes pueden tener oídos, y a veces incluso ojos, pueden ser tan finas o más que el papel, pueden convertirse en escaparates transparentes si uno pone la suficiente atención en escuchar lo que sucede al otro lado. Sin embargo, las puertas cerradas son sólidas e inamovibles y participan de la misma firmeza y permanencia que los templos y lugares sagrados. Y si una puerta está cerrada, para el que está encerrado tras ella, poco importa la vulnerabilidad de las paredes.
Porque éstas se contagian de su esencia y dejan de ser simples muros para transformarse en infranqueables murallas...
... que atrapan el llanto y lo silencian, por muy fuerte que griten las lágrimas.
Que ocultan la desnudez a pesar de estar expuesta delante de las ventanas.
Que son capaces de acallar los gemidos fruto del placer íntimo y de hacer desaparecer al resto del universo en el climax de un orgasmo.
Que se convierten en sucios cómplices de crímenes, en testigos secretos de declaraciones, en mudo público de revolucionarios descubrimientos...
En páginas en blanco que absorben las vivencias y las transmutan en tinta, para escribir con ellos la cara oculta del alma humana.
(Fotografía por Chema Madoz)

1 comentario:

Anónimo dijo...

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